¿Qué es lo que define a un líder? Por supuesto las habilidades que posee para poder ejercer un liderazgo efectivo, pero realmente es el efecto que tiene en sus “seguidores” lo que define el concepto.
Un líder ¿nace o se hace? Gran pregunta que aterriza el presente artículo. Por un lado, la personalidad de una persona puede llevarlo a ser un líder innato que incluso desde pequeño podemos vislumbrar, o bien, el liderazgo se construye a través de un proceso de desarrollo de habilidades. Pero vamos adentrarnos más en el texto para descubrir la respuesta.
En la primera opción cabe hacer una diferenciación entre temperamento y carácter, siendo el primero una herencia genética e inamovible y el segundo, un producto del temperamento más el entorno social y cultural en el que se ha vivido, dando como resultado una personalidad única en cada persona.
De esta manera, podemos decir que ciertos tipos de carácter o personalidad hacen a una persona más propensa a ejercer un liderazgo, sin incluso saberlo.
Pero ¿qué es lo que define a un líder? Por supuesto las habilidades que posee para poder ejercer un liderazgo efectivo, pero realmente es el efecto que tiene en sus “seguidores” lo que define el concepto.
El liderazgo no es popularidad, ni rango, ni privilegio: es una enorme responsabilidad consigo mismo y con los demás, ya que el objetivo principal y final de todo líder debe ser dejar una trascendencia en su paso por este mundo, una huella bien marcada.
Vamos a meter un tema que quizá toque fibras morales, pero es un grandioso ejemplo para nuestro artículo. Uno de los líderes más controversiales de la historia, el líder del carisma negro: Adolf Hitler, quien gobernó bajo circunstancias políticas y económicas adversas, lo que lo ayudó a desarrollar empatía con el pueblo necesitado.
Puede ser un tema controversial e incluso molesto el hecho de considerarlo como líder. Pero dejando a un lado la moral y sus fines, fue un líder con habilidades innatas (temperamento firme, seguro e imponente) y otras tanto desarrolladas (su extraordinaria habilidad para la oratoria o el discurso, por ejemplo) que al final resultó en convencimiento y en ser un icono para muchos de sus seguidores que buscaban un bien común: hacer a Alemania la mayor potencia económica, social y militar.
No por reconocer su habilidad de dirección, justificamos su manera de actuar. Sin embargo, dejó huella.
El liderazgo puede surgir por una oportunidad (como el caso de Hitler) o por una necesidad o quizá sea necesario partir desde 0 y hacer a un líder que no tiene la ventaja de poseer estos atributos ya sea por personalidad, o de manera innata. Pues es posible: las habilidades se aprenden y desarrollan, y el carácter se puede modificar (más no el temperamento).
Entonces, existen personas que pueden mostrar dotes de liderazgo innatas pero no cabe duda que el desarrollo de estas habilidades hacen a un líder para que cumpla con esta efectividad: el efecto esperado en los seguidores.
Pero más allá de aprender y desarrollar las habilidades, los hábitos, la constancia, reforzarán este liderazgo.
Un líder debe ser experto en personas. La razón y la emoción son dos burbujas que todo liderazgo debe dominar e incluso hacer compatibles para que su trascendencia quede firme.
Espíritu de ayuda, conciencia social y autoridad moral fueron factores que hubieran marcado la diferencia en el legado que Adolf Hitler dejó en el mundo.
¡Ahora cuidado! Porque el líder nace, se hace pero también se deshace. No basta con que conozcas tus fortalezas y debilidades, sino cómo tu comportamiento afecta a los demás. El verdadero éxito consiste en conocer tu propósito, crecer hasta alcanzar tu máximo desarrollo y sembrar semillas para beneficiar a los demás.
“Errar es humano, pero hacerte responsable de asumir las consecuencias es divino”
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Cómo los líderes se inspiran, influyen y logran resultadosNUEVOS POSTS