Muchas investigaciones recientes desacreditan la eficacia del multitasking para cumplir las tareas diarias. Sospecho que muchos ejecutivos comparten este problema. Sin embargo, la única forma de resolver los problemas grandes y complicados en una organización, ya sea global o nacional, es simplemente enfocarse en una cosa a la vez.
Tenga cuidado del líder “multitask”, nos advierte Sander Flaum. Cuando un ejecutivo en jefe (el presidente de Estados Unidos está incluido) divide su concentración entre muchos asuntos, probablemente falle en lidiar efectivamente con alguno de ellos.
Cuando el Presidente Obama tomó su oficina en Enero 2009, obtuvo rápidamente muchos elogios por haber tomado una variedad de asuntos candentes en sus primeros días de mandato. Ordenó que se cerrara la prisión americana de la Bahía de Guantánamo. Redactó nuevas regulaciones para las compañías financieras. Tomó cartas en el asunto del cambio climático y se comprometió con una reforma de salud; propuso nuevas reglas para el cabildeo en Washington, D.C.; y tuvo seis reuniones con su equipo económico en los primeros días de su cargo.
El país celebró esta lluvia de acción temprana. Yo me uní también al coro, elogiando a Obama en una columna que destacaba la importancia de las victorias tempranas del líder en sus primeros 100 días al mando.
Pero a pesar de todo el trabajo y los elogios que ha recibido, ¿qué ha logrado el presidente en realidad? La Bahía de Guantánamo sigue abierta. Las compañías financieras continúan con grandes ganancias y ofreciendo productos peligrosos. Los grupos del cabildeo continúan disfrutando del acceso a los políticos. Y aunque la economía no muestra signos de rebote, 15 millones de estadounidenses siguen sin empleo. ¿Y la reforma de salud? Para esto falta un tiempo todavía.
¿Qué sucedió?
Creo que el presidente fue víctima de una trampa muy común para los líderes de negocios. En un esfuerzo por satisfacer a todos sus electores (y calmar a sus detractores), Obama pasó los últimos 12 meses haciendo multitask. Y por haber dividido su concentración entre muchos asuntos, no cumplió bien en ninguno de ellos.
Existe mucha investigación que desacredita la eficacia del multitasking para cumplir las tareas diarias. (Recientemente un grupo de investigadores de una Universidad de Washington encontró que la gente que camina y habla simultáneamente por celular es menos propensa a notar la presencia de un payaso en un monociclo). Y por años, yo he tenido cuidado de caer en la práctica común de hacer muchas actividades en el lugar de trabajo – como checar el correo electrónico durante una junta o mandar mensajes de texto mientras hablo con los empleados.
Sospecho que muchos ejecutivos comparten este problema. La única forma de resolver los problemas grandes y complicados en una organización, ya sea global o nacional, es simplemente enfocarse en una cosa a la vez. El presidente ha sido criticado por dividir su atención. “Desde que el Presidente Obama tomó su oficina, las críticas hacia su estilo de liderazgo lo han acusado de abordar muchas iniciativas a la vez,” escribió John Harwood en el New York Times, en Diciembre 2009, y como los números del presidente se han deslizado, “la crítica se ha hecho mayor.”
El presidente puede argumentar que no presta mucha atención a lo que los críticos dicen y que su división de enfoque refleja una realidad compleja de estos tiempos. Estamos, después de todo, enfrentando serios problemas: la alta tasa de desempleo, un sistema de salud que necesita reformarse, problemas ambientales y un país en guerra.
Todos estos asuntos son importantes. Pero ninguno se va a resolver con una fracción de atención del presidente. Debe escoger un problema y comprometerse a resolverlo de lleno. Por ahora, propondría que la elección correcta es la tasa de desempleo, el asunto que los estadounidenses dicen que les importa más. Es la raíz de muchos problemas incluyendo el dilema de la reforma de salud.
Los líderes exitosos ordenan rápidamente sus prioridades y se mantienen apegados a ellas. Un nuevo CEO puede decir por ejemplo, que la prioridad de la compañía va a ser arreglar el flujo de los ingresos. Con esta premisa, todo lo demás – las contrataciones negligentes, error de impresión del manual de Recursos Humanos, etc. – pasan a segundo plano.
El presidente ha hecho un buen trabajo delegando algunas responsabilidades. Pero su atención personal se mantiene dividida. (Aunque había nombrado a un jefe del asunto ambiental, se sentía obligado a atender personalmente las negociaciones en Copenhague.)
Los líderes efectivos no sólo deben mantener un enfoque singular, deben proyectarlo también. Hasta que el presidente sepa cómo concentrarse en su único y más importante objetivo – crear empleos – y comunique su compromiso efectivamente ante el público – continuará batallando con su agenda de liderazgo y perderá apoyo de sus seguidores.
ACERCA
DEL AUTOR
Sander A. Flaum
Socio de Flaum Partners, Inc., y Presidente de Fordham Graduate School of Business, un Foro de Liderazgo. Contáctelo en sflaum@flaumpartners.com
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