Sander A. Flaum tiene algunos consejos para los altos ejecutivos que están muy acelerados y estresados: no traten de ser Superman. Sander predice que la mayoría de los líderes exitosos del futuro voltearán a ver a los altos jefes del pasado (por ejemplo Jack Welch) quienes construyeron equipos excelentes, para compartir sus cargas – y sus glorias–.
El cerebro, a pesar de nuestros deseos, no ha evolucionado para un nivel tan alto de multitasking. Si, podemos caminar y mascar un chicle al mismo tiempo, pero estudio tras estudio ha confirmado que somos más felices y más exitosos cuando le damos toda nuestra atención a una cosa a la vez. Sin embargo, nosotros describimos al singletasking (una tarea a la vez) como algo ineficiente y lento y creemos que nuestros múltiples proyectos claman atención en coro y al mismo tiempo – y como resultado, sufrimos–.
Y nadie sufre más que un CEO o los altos ejecutivos, quienes experimentan presión externa: del consejo, los accionistas, analistas, empleados, clientes, competidores, así como la presión interna por un continuo mejoramiento en su trabajo que nunca termina. La proliferación de los llamados “smartphones” sólo ha incrementado el estrés, haciendo a los ejecutivos “disponibles” para los jefes que creen que el acceso más la información da igual a eficiencia. La realidad es totalmente lo contrario.
Como Financial Times reportó recientemente, a pesar de las expectativas que los demás tienen de ellos de que deben ser “Superman”, los ejecutivos después de todo son humanos. Y ellos responden al estrés excesivo como cualquier otro: explotando.
Como un ejemplo, Financial Times citó la inesperada partida del Ejecutivo en Jefe de Pfizer, Jeff Kindler, el pasado Diciembre. En palabras de Kindler, “La combinación de satisfacer los requerimientos de todos nuestros grupos de interés alrededor del mundo y la naturaleza 24/7 de mis responsabilidades, ha hecho este periodo extremadamente demandante para mi persona.” Financial Times además notó que en 2006, Lee Scott, el ex Ejecutivo en Jefe de Wal-Mart, tomó unas inesperadas vacaciones de un mes atribuidas a que estaba exhausto física y emocionalmente. Teniendo años duros de críticas públicas sobre las prácticas de su compañía, Scott admitió públicamente: “Tuve que salir todos los días y conocer a gente a la que simplemente no le gustamos, la acumulación de ese periodo de tiempo fue muy difícil.”
Lo que le interesa a los analistas de Recursos Humanos sobre estas innumerables situaciones de excesivo estrés es que estos ejecutivos admitieron públicamente que no pudieron con esa sobrecarga. Así que si está clara y abiertamente dicho que el estrés le afecta a todos, ¿ahora qué? No podemos volver a la vida que existía antes de la tecnología y volver a las “horas de oficina” regulares. La mayoría de los trabajos corporativos internacionalmente son sensibles al tiempo. Los pozos de petróleo no esperan hasta las 9:15 am para explotar.
Una empresa de consultoría de Recursos Humanos citada en un artículo de Financial Times, DDI (Dimensiones de Desarrollo Internacional) dice que las mejores prácticas de contratación y seguimiento están en orden. DDI defiende que se apliquen las baterías de tests para analizar a todos los posibles candidatos, para saber cómo se comportarán ante la presión – piense en un simulador para pilotos en entrenamiento–. (Como si la habilidad de llegar a la cima en una compañía de Fortune 500 se pudiera detectar en un test estandarizado). Robert Bontempo, profesor adjunto de Columbia Business School, comentó sobre estilo de pruebas DDI: “Este campo está lleno de pseudo-ciencia… mucha de la aplicación de estas herramientas es hecha por practicantes bien intencionados, pero es pura basura.”
Mis 40 años de experiencia corporativa me han mostrado que al momento de la acción, la “súper gente” es un mito. Un ejecutivo puede aparentar que tiene todo bajo control por un tiempo – trabajando acorde al reloj, diciendo que sólo necesita 4 horas de sueño; pero luego nos damos cuenta que se está divorciando, o que tiene un problema con el alcohol, o que ha desarrollado problemas de salud graves. Mi enfoque es reconocer las demandas que mi trabajo implica y utilizar humor, trabajo colaborativo, una mano derecha, una fuerza basada en el buen manejo de la delegación de tareas. También he tomado vacaciones interesantes. (Donde no hay Wi-Fi en safaris de África.)
Yo creo que los grandes ejecutivos de la siguiente década no serán celebridades que se paran solos aceptando toda la gloria o la crítica. Sino que serán integrantes de un equipo, que está completamente consciente de sus propias limitaciones y las de los demás. Estos líderes entenderán sus limitaciones humanas, reconocerán cuando las demandas externas se vuelven imposibles y harán un gran esfuerzo para no pasar estas cargas a los demás. Los mejores jefes del pasado – Jack Welch por ejemplo – hicieron su trabajo construyendo equipos excelentes que se ayudaban entre ellos y tomaban múltiples tareas a través de una mentalidad de “divide y vencerás”. Los ejecutivos fuertes de la próxima década guardarán y cuidarán su propia salud mental y la de su gente, al igual que cuidan a los recursos preciosos.
En este mundo, la suite ejecutiva (y los pisos de al lado) pueden convertirse de nuevo en esos lugares divertidos para trabajar (estoy seguro que usted recuerda aquéllos días). El trabajo se vuelve disfrutable cuando reconocemos la necesidad de trabajar juntos. Es a través de esta necesidad que los lazos de confianza se crean y sostienen. Todos nosotros quienes hemos experimentado estos lazos sabemos que son los que mantienen a la gente viniendo a trabajar día tras día, armados con energía creativa y chispa innovadora que es la que permitirá que superemos a los sobresaturados y estresados competidores.
ACERCA
DEL AUTOR
Sander Flaum
Socio y gerente de Flaum Partners; president y fundador de Fordham Leadership Forum, Fordham Graduate School of Business; y autor de Big Shoes…How Successful Leaders Grow Into New Roles.
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